En mi entrada anterior les platicaba acerca del proceso creativo que sigue la artista textil Izabella Baykova. Por lo general, no se detiene uno a pensar en qué es lo que sucede antes y solamente admiramos aquella obra de arte, su técnica, el manejo del color y las texturas, pero cantidad de veces no reflexionamos acerca del estado de ánimo del artista al momento de concebir una pieza.
Una vez que Izabella está segura que la obra ya EXISTE en su mente, comienza la segunda etapa.
El trabajo en el estudio comienza cuando hace un boceto a tamaño real y comienza a escoger los colores. Esta fase asemeja una pendiente muy empinada. Se siente a momentos estancada, molesta, cansada.... siente que no tiene el control total de su proceso creativo. Va y viene.
Cuando la pieza ya va adelantada, digamos al cincuenta por ciento, la situación y el talante cambia. Es el momento en que siente que está caminando en la cima de la montaña y la dicha es incomparable. La inspiración fluye y el diseño se desarrolla a sí mismo. " Es cuando la obra comienza a tener vida propia: Me habla, responde a mis pensamientos y me dice lo que hay que hacer. Hay algo que emana de mi trabajo y me brinda fuerza. Aún no sé como será el resultado final pero lo espero con sumo interés. Aquí es donde puedo estar trabajando de 12 a 14 horas y no me doy cuenta del cansansio físico."
Cuando termina la obra, ésta comienza a brillar con una luz invisible. Dice que una y otra vez lo ha probado. Cuando una de sus piezas está a medio termianr, alguien pasa junto a ella y la observa con ligera curiosidad, pero llega el momento en que la pieza los engancha, se apodera de ellos, y esto es lo que sucede una vez que la obra está terminada. Ahora toda la energía que le imprimí durante mi trabajo sale a borbotones. "Y una vez más confirmo- dice- "Mientras más es el tiempo que le dedico a mi trabajo, mayor es esta retribución."
Sus temas: Mañana.